Otra vez el tiempo se modifica. Estamos otra vez por el aire. Un aire de ripio, un aire turbulento, la recepción es costosa y trabajosa, llegamos a través de ese aire y protegidos por una cortina de chirridos, frituras, y radios locales que se cruzan, se mezclan, pelean, resisten, subsisten, y al fin tal vez, la voz, la música, y nuestros silencios.
Silencios que protegerá el aire ruidoso
Septiembre.
Septiembre es el mes en el cual cada vez, cada año, nos topamos con todo lo que no hicimos, lo que deberíamos hacer, realmente cualquier mes sirve a esos efectos, sin embargo, la batalla natural, la guerra en la cual lo incipiente terminara ganándole al frío se empieza a definir por estos días, en septiembre.
Cero i ching consciente
Vemos cómo hoy, con el frío y la humedad y lo destemplado, y a pesar de sentir el fresco en la carne notamos que es una retirada del frío...
Retiradas
Son los últimos fríos”… comentarios de este orden indican la batalla prontamente perdida de esos frescos y de esos climas que cada quien compone a su modo….
Climas
Eso es incitante, mas acá incluso de la remanida primavera, que ya tendrá su llegada y su 21 etc., etc., etc., y que cualquier programa preciado no se privara de comentar.
Me insita hoy, esta noche, el clima.
Cuántas veces y en cuántos ordenes notamos en el medio del incendio más feroz, el punto en el cual ya acabó: de aquí en más empieza a extinguirse, a pesar de que cada costado de nuestro incendio se encrespa en llamaradas, pero ese momento en el cual lo rodeamos de aguas y de arenas y de voluntad tuvo su grado cero.
En la otra punta del ovillo, notamos, hemos notado si tuvimos suerte, el momento en el cual una relación empezó a retirarse, más, puede ser abrupto el corte, una explosión, y ya! Sin embargo hay otros modos, otros estilos de disolución. De solución.
Me refiero a las batallas sordas que se libran con aparente naturalidad.
Como la primavera arrancándole olores y colores propios al invierno, transformándolo. A esa parte de nosotros que empezó a irse en algún momento, y que ya en la puerta, y después de mucho andar va hacia atrás y calcula que fue estando bien, pero bien adentro, cuando enderezó para aquí, para la “salida”, para una nueva primavera, para unos nuevos colores y unos nuevos olores.
Al aire entonces, con un día caliente que torno a fresco, una noche que invita más bien al desgano, que invita más bien a ver la tele, el partido….
Y nosotros acá en el aire, el aire lleno de ripio de nuestra Voz Sudamericana, buscando la punta del ovillo propio, buscando dar forma a una charla nuestra, insidiosos….
Buscando ganar nuestra batalla sorda, buscando alguna sensualidad que despoje de ocres, marrones y beiges…..
Veo despuntar un naranja, un verde manzana, fuerte, un azul mañana, eso si, con mucho rojo, y mucho tinto.
La batallita humilde en nosotros es sobreponernos a nuestra propia inercia, nuestro propio Bartleby.
Preferiría no hacerlo
Preferiría no hacerlo
Cito a María y con ella a JL Ortiz:
Acaso la revolución consista en lo que el hombre por siglos ha estado postergando: la necesidad del verdadero descanso, el que permite ver cómo crecen, día a día, las florcitas salvajes.
J. L. Ortiz
Bien, acá empezaremos entonces buscando los colores, saliendo de los frescos, atrás de los ripios, pero imperceptible / aunque teorizable/ la punta de un buen programa de radio, ese que escucharemos si ganamos nuestra guerrita vital contra la propia potencia de no hacerlo, quizá en la próxima estación.
Silencios que protegerá el aire ruidoso
Septiembre.
Septiembre es el mes en el cual cada vez, cada año, nos topamos con todo lo que no hicimos, lo que deberíamos hacer, realmente cualquier mes sirve a esos efectos, sin embargo, la batalla natural, la guerra en la cual lo incipiente terminara ganándole al frío se empieza a definir por estos días, en septiembre.
Cero i ching consciente
Vemos cómo hoy, con el frío y la humedad y lo destemplado, y a pesar de sentir el fresco en la carne notamos que es una retirada del frío...
Retiradas
Son los últimos fríos”… comentarios de este orden indican la batalla prontamente perdida de esos frescos y de esos climas que cada quien compone a su modo….
Climas
Eso es incitante, mas acá incluso de la remanida primavera, que ya tendrá su llegada y su 21 etc., etc., etc., y que cualquier programa preciado no se privara de comentar.
Me insita hoy, esta noche, el clima.
Cuántas veces y en cuántos ordenes notamos en el medio del incendio más feroz, el punto en el cual ya acabó: de aquí en más empieza a extinguirse, a pesar de que cada costado de nuestro incendio se encrespa en llamaradas, pero ese momento en el cual lo rodeamos de aguas y de arenas y de voluntad tuvo su grado cero.
En la otra punta del ovillo, notamos, hemos notado si tuvimos suerte, el momento en el cual una relación empezó a retirarse, más, puede ser abrupto el corte, una explosión, y ya! Sin embargo hay otros modos, otros estilos de disolución. De solución.
Me refiero a las batallas sordas que se libran con aparente naturalidad.
Como la primavera arrancándole olores y colores propios al invierno, transformándolo. A esa parte de nosotros que empezó a irse en algún momento, y que ya en la puerta, y después de mucho andar va hacia atrás y calcula que fue estando bien, pero bien adentro, cuando enderezó para aquí, para la “salida”, para una nueva primavera, para unos nuevos colores y unos nuevos olores.
Al aire entonces, con un día caliente que torno a fresco, una noche que invita más bien al desgano, que invita más bien a ver la tele, el partido….
Y nosotros acá en el aire, el aire lleno de ripio de nuestra Voz Sudamericana, buscando la punta del ovillo propio, buscando dar forma a una charla nuestra, insidiosos….
Buscando ganar nuestra batalla sorda, buscando alguna sensualidad que despoje de ocres, marrones y beiges…..
Veo despuntar un naranja, un verde manzana, fuerte, un azul mañana, eso si, con mucho rojo, y mucho tinto.
La batallita humilde en nosotros es sobreponernos a nuestra propia inercia, nuestro propio Bartleby.
Preferiría no hacerlo
Preferiría no hacerlo
Cito a María y con ella a JL Ortiz:
Acaso la revolución consista en lo que el hombre por siglos ha estado postergando: la necesidad del verdadero descanso, el que permite ver cómo crecen, día a día, las florcitas salvajes.
J. L. Ortiz
Bien, acá empezaremos entonces buscando los colores, saliendo de los frescos, atrás de los ripios, pero imperceptible / aunque teorizable/ la punta de un buen programa de radio, ese que escucharemos si ganamos nuestra guerrita vital contra la propia potencia de no hacerlo, quizá en la próxima estación.
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