31.7.09

Equilibrios


Es extraño distribuir los pesos


Uno tiende a creer que el peso de las distancias y las carencias y los afectos (solamente para poner un comienzo) se distribuyen como nuestro peso en una bicicleta, o en unos patines aunque, es cierto, allí hay un aprendizaje.


Un aprender concreto en cuanto a que en principio hay que subirse, y andar a los tumbos hasta que poco a poco, quien mas rápido quien menos, y luego de algún raspón, se aprende.


Se puede poner fecha a tal aprendizaje y recordar alguna anécdota o no recordar nada, tenerlo borrado, y sin embargo saber que hubo un día preciso en el cual alguien o uno mismo, sube.


Y al subir, y a los tropezones, se va construyendo aquello para lo cual quienes aprendieron a andar en bicicleta les suena, con el tiempo, como natural.


Esta naturalizado

Uno no se olvida ya a distribuir el peso y a equilibrarse y andar, en todo caso se puede perder la forma física, pero no se pierde, salvo accidente mediante, la capacidad para andar en bicicleta, o patinar, vamos, a distribuir el peso...


En la vida nadie nos inicia a distribuir pesos más bien intangibles, y a hacer equilibrios en embravecidas bicicletas puramente subjetivas.


El peso de las amistades, de los amores, de las conveniencias, de los berrinches, de las vanidades, de una ética, la que sea.


Bicicletas y étias, un despropósito.


Sin dudas, pero sigo


Algunas personas tienden a creer que su propia distribución del peso en el nivel impreciso y pantanoso de las relaciones es absolutamente natural, el resultado de una maniobra que vino con la persona, como las piernas (cuando es que vienen, claro).

Es cierto que a menudo si las cosas salen bien se debe a esa natural capacidad intrínseca, y si va mal, es un mal entendido, una consecuencia necesaria de la imprecisión que se deduce de manejar algo tan intangible y el cual nunca nadie te enseña.

Manejo al cual nunca se le concedió el día aquél en el que a uno lo suben y lo acompañan a darse porrazos hasta que uno anda solito....


Digresión, de eso se tratan estos comienzos, de abrir ventanas, de pasear, de incitar.


Digresión, entonces, el músico, el pintor, por ejemplo, tienen con respecto al escritor alguna distancia, digamos que los diferencia la bicicleta, lo cual lleva rápidamente a pensar en aquel día olvidado del comienzo, del encuentro con la practica.


Trataré de explicar mi ejemplo de escaso vuelo, más bien de vuelo gallináceo de hoy:
Si vos decís que sos músico, y sacas la guitarra y tocas, es porque hubo una vez que la agarraste y aprendiste, y haces, luego, música. Si pintas, lo mismo, es probable que parezca que cualquiera puede mamarrachar, pero sabemos que no, dejo de lado más expresiones para no enredar aun más el exordio.


Ahora bien, el escritor?


Escribir escribimos todos, es decir, nos enseñan en la escuela (sé, sabemos lo que es y lo que se esconde en el analfabetismo, pero es una cuestión que merece el respeto necesario, para otra vez) decía, escribir es una practica habitual, no así tocar un instrumento.

Escribir, y esto es independiente de los gustos, de las evaluaciones y de los grados, que responderían a un análisis otro, diferente, aquel que sindica el canon; me refiero al simple hecho de escribir, conocer las palabras y la gramática, sin pretensiones.

Insisto uno tiende a naturalizar un proceder, escribir, y sin mas investirlo de un atributo artístico (quienes así mismo se llaman escritores) en tanto que el músico, al menos, necesariamente tiene un proceder previo, hay que tocar el instrumento, hay que ir, hay que insistir, hay que practicar, luego, puede declarar: soy músico!


Veremos luego si da el traget (no es para cualquiera la bota de potro) pero ya recorrió, ya hizo algo tangible, ya su espíritu se tenso en una tarea, se enfrentó con una dificultad, ya sintió en la piel aquello de cómo distribuir el peso.


Y el escritor solo puede aspirar a serlo, no hay instrumento, no hay validación previa, o al menos los tropezones del aprender acompañan la declaración.


Uno, simplemente, escribe. Y uno simplemente toca, habiendo sabido primero, al menos, tocar!
Si hubiese tantos escritores como declarantes de tal práctica esto sería Atenas, y, por suerte, no lo es..


La ventana entornada de hoy es para aquellas cosas intangibles y conversadas: la amistad, la generosidad, la honestidad, la franqueza.....


Están mediadas hacia algún fin?


Está bien que así sea?


Se puede distribuir el peso allí sin día previo, sin la iniciación?


Habrá un momento, habrá una edad en el cual ya es muy tarde darse cuenta y mas vale fingir que uno equilibra naturalmente sus pesos, sus miserias y acomoda su escasa generosidad en pos de alguna también mezquina conveniencia?


Cual será entonces el ejercicio, la práctica de sí?


Será ser honesto con uno y que los demás decidan che.


Nada de equilibrios, los porrazos, que ayuden a que los demás sepan con quien se está. “_hey, aquí estoy, sí, utilizare todo el abanico de la cultura para no caer grueso, podría disimular, y sin embargo no, esto que esta aquí soy yo”_ y luego esperar los resultados, y vivir

Ventanita escasa la de lo indemostrable de las intenciones, la de lo indiscernible de lo conveniente, la de lo incitador a lo conveniente.... una promesa no más, una interrogación a alguna ética, la del vivir. Por ahora solo cuesta vida.


Una aproximación berreta a las prácticas de sí



Bienvenidos


DL