7.11.08

Abramos juego

No cometamos a nuestro modo el gesto cobarde y torpe que claramente vemos en ellos, problematizemos nuestros prejuicios, incluyamos voces divergentes, discutamos sin cerrarnos; es bien claro que hay límites, si estás en contra de algo, lo estás; hay posiciones ideológicas, pues bien, aprovechémoslas!


Aprovechar

Qué sentido tiene sostener una practica. Es decir: alguien habla, y hace cosas con esa intervención, funciona en lo real _lo real con minúscula así, sin oscuridades lacanianas_ pero lo que uno dice no es uno. (Una grandísima discusión para algún otro programa, anotemos) es decir, uno no es lo que dice, y sin embargo, alguien sostiene esa practica discursiva.
Una gotita de silencio

Es cierto incluso en el trafico de textos, de blogs, de literaturas combativas que se dan en diaritos y revistitas, etc. Las batallas se dan allí entre textos, electrónicos y de a pie, digamos, por usar una imagen no muy descriptiva, y aún detrás de ese magma de letras invertidas en el espacio hay, debe haber alguien, sosteniendo esas practicas.

Vuelvo al comienzo de hoy que es en verdad casi el final de nuestra charla del miércoles pasado, y me pregunto cuánto puede aportar uno desde aquí mas allá de ejercer nuestro legitimo derecho de patalear contra la decidida mala fe de Clarín, Tn, y los Manzano y los De Narváez y el resto de los dueños de los medios; e inclusive, rebeldes al fin (Je) comentar la falta de canales que el gobierno dispone para que nuestros esfuerzos simples, de ciudadanos a veces desinformados también, se presenten enmarcados dentro de algo mas general, mas abarcador. Antes de la digresión sin fin, retomo, qué puede uno aportar por esa novedad declamada, más allá de la guerrilla punto a punto y desde cientos de blogs, en los que nos repetimos en el asco.

Compartimos el hartazgo

Entonces, hay preguntas que trascienden las coyunturas, y no se separan de ellas necesariamente, sigue habiendo preguntas que hacerse, y gente con quién dialogar acerca de las diferencias. Un movimiento se nutre de las distancias, es decir, cuántas veces hemos preguntado, mitad en serio, por qué en un centro cultural, en una mutual, en ese tipo de lugares no había un curso de marketing, o de recursos humanos enderezado en cómo disponerse ante una entrevista laboral. Sabemos quienes nos hemos sometido a esas pseudo-requisas lo frágil que puede ser el límite del respeto, mas allá de las formas de urbanidad, es decir, y volviendo, conversemos con quienes producen empleo real.
Entrevistemos a quienes en una crisis se encuentran en veredas distintas, veamos si nuestra información puede ser puesta a prueba ante algún otro.

Ese otro con todos sus propios prejuicios, y no seamos ingenuos, no me refiero a la señora Carrió. La mala fe a ciegas a la larga o a la corta engendra violencia.

Más bien a algún tipo que con una pyme esté dándoles laburo a 20, 30 personas, en lugar de rajarse a vender soja, o sentarse arriba de la guita hasta que la situación lo favorezca.
O a un jurista, o abogado penal para conversar un poco más en serio acerca de la seguridad, y acerca de las garantías, o no. Y acerca de cuan progresista hay que ser o no, para opinar acerca de si es bueno a o no que un tipo salga armado reiteradas veces a robar. Y también, saber si es posible encarcelar a cientos de miles de personas con potenciales aptitudes para convertirse de amenaza criminal, a realidad, que es lo que parecen pedir estas marchas enardecidas.

Hay al menos medio millón de pibes que no laburan ni estudian, cuenta alarmado Scioli, como si el relato lo eximiera de responsabilidades.

El empleo real también puede darlo, y lo da, y cómo, el Estado en todas sus dependencias, sin embargo, el peronismo siempre trató de incentivar la producción y más allá de aciertos y errores, la clase media, a partir de la motorización del mercado interno mayormente se vio beneficiada en términos reales de esa política, que además de una fuerte política estatal propulsaba la generación de empleo privado.

No fue óbice para sumarlas a proyecto alguno.

Conversemos con los demás; entre una forma ideológica de pensar y la acción directa, hay la política; decía a cada rato Felipe Solá, cuando todavía podía haber un puente.

Traigámosla a esta mesa, traigamos además de la identidad, la divergencia.
Propongámonos desde aquí y mientras esto dure, discutir, enriquecer, soliviantar si es necesario nuestras ideas.

Soy partidario de poner a prueba las convicciones de primera mano.

Esto es, acerca de lo que nos pongamos a discutir, tratemos de ser nosotros los propietarios de la insolvencia, que no venga masticada, pensada, sentida, y hasta disfrutada o maldecida por otros; y a veces, cuando naturalmente alguien lo expresa mejor que uno, y antes, sobre todo antes que uno, y nos enamorémonos de ese tono, de esa magia forastera que nos encanta, sepamos, siempre, que en algún momento tendremos que ponerlo a prueba.

Claro que, paradójicamente, tal vez, nuestra propia vida y nuestra experiencia es la que pone en tela de juicio ese amor repentino por el brillo que estalló en esa idea muy cerca a nosotros.

Vale decir que no intentaremos convertir ni transformar a quien estará eventualmente en las antípodas.
Intentaremos enriquecernos y mejorar juntos quienes estamos entre las mismas certezas, y en las mismas dudas.

Abramos juego, convoquemos.

DL

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