3.10.08

Musas, tal vez.

Leer

No paramos de leer en todos los momentos; salvo en el descanso del dormir, si es que no soñamos que leemos. Uno ve cartelitos, televisión, computadoras, y a veces hasta el diario, y más.

La módica acentuación de las lecturas es ya una forma literaria.

La literatura y la escritura se rozan, se tocan, se juntan, hasta se mezclan.
Turbias

La metalurgia de la literatura es mas bien institucional, es como un ropaje; escribir es mas bien una respuesta, que tal vez, solo quizá, resistirá vestir algún genero.

Escribir presupone una escena de lectura, aquí el huevo y la gallina están más bien a la vista. Sin embargo, no cancheriemos, nombrémoslo, sí, y no aseguremos correspondencias fáciles.

Ropajes, literaturas. Pero escritura.

La escritura se arrastra detrás de los escritores, tal vez en algún momento los manoteó, los invadió. Incomprobable.

La desatada y costosa batalla contra el desgano que se libra cada vez que hay que arrancar con la escritura, es absolutamente imposible de comparar con los caminos en los que es incurrirá una vez emprendida la búsqueda, mal llamémosla, “literaria”.

Búsqueda.

Son bien distintos los caminos de quien escribe una crónica o más bien se dispone a contar algo que se sabe de antemano. Las sorpresas que depara el no saber los por qué acerca de las vueltas que vamos ejercitando son, tal vez, algunas de las turbias diferencias.
No todos los contadores, naturalmente.
Borges sabía el principio, y sabía el final de un cuento. Allí se sentaba, e inventaba el resto.

Anfibio. Taimado.

Mucho periodista deportivo con berretín de escritor ilustraría bien la diferencia entre literatura y escritura. Es decir, si hubiese diferencias.

Diferencias

Estos señores se hacen una idea, tienen una idea acerca de qué es lo literario, y se acomodan incluso en los tonos, mitad para no desentonar con la idea que de ellos mismos tienen, y si les da la cara y se atreven con un cuentito (generalmente sobre fútbol, natural) su mayor inconveniente técnico será de adecuación.
Adecuarse a la institución, los suplementos culturales, las modas, que marcaran qué está dentro y qué no en el bazar literario.

La escritura es más compleja. Es porque sí. Los inconvenientes no son técnicos, son necesarios.
Misteriosos. Kafka escribía porque no podía no escribir. Mas allá de a qué se considerase luego literario, o no, o biográfico, o no.

Otros tienen plena conciencia de lo literario de su viaje y, aún así, en medio de ese proceder que es la escritura, se pierden, se enturbian, se descubren y de allí, si hay suerte, salen los que luego serán literatos en una etapa posterior.

No se puede nacer literario….como Andarhazi (con todo respeto) al menos que el azar lo disponga. Uno escribe, porque no puede no hacerlo, después veremos como funciona en aquél bazar letrado.
Uno empieza escribiendo algo que no podrá contar, y terminará escribiendo algo que no sabia que estaba dentro de sí.

Eso es lo que resulta de la tecnología de la escritura, y de la honestidad de quien no puede no escribir.

Atención también se puede escribir literatura y ya! o una crónica, y hasta se pueden apuntar los sueños si se soñase!

Y unos terminarán allí donde se ha querido, y otros no sabrán nunca qué entonación _o cuál de todas_ les dictó el recorrido. Simplemente serán las musas, o se le echará la culpa a la mano.

Salvo que uno sea anfibio, y labure de esto, de literato, y además escriba. De afuera, desde aquí, no se puede descubrir sin soberbia ni arbitrariedad, y sin embargo, hay Onetti, y hay Coelho.

Diferencias.
Musas.
Profesiones.

Esto es radio, aquí sí que impunemente se pueden leer las lecturas, pues muy bien! Aquí estamos como en cada comienzo nuestro, estas palabras , pura escritura, esperando que al final nos encontremos con algo nuevo, algo acerca de lo que ahora, realmente, no tenemos conciencia.


DL