13.11.08

Aromas y colores (cachetazos)

Al calor de esta noche, con aromas.
El rancio del centro, después de una bochornosa jornada; el de unas madreselvas y unos jazmines del país al mediodía, más bien en el suburbio, y al oeste.

Huele mejor por la noche la madreselva, no sé bien por qué; no es poético, no.
Ciertamente uno percibe como un vendaval dulzón en el medio de la cara al acercarse, o al cruzarse con un viento que traiga, como un cuchillo debajo del poncho, toda su fragancia...Como una bofetada

Naturalmente, no es un carolina herrera y esas cosas, pero es.

Y hay otros, diversos, floridos, que insuflan matices, tonos a nuestros ánimos...
Y hay rancios como el antedicho del centro después del calor, y las calles en los barrios después de que pasa el camión de la basura, allí donde se apilaron esperándolo, queda, por un largo rato, ese olor feito que al calor del suelo concentró la porquería embolsada que, ya sin estar, no recuerda su estadía.

Recordar estadías, o recordar a los que ya no están por sus efectos.
Por los olores y los colores y los sonidos, por qué no, que se organizaron luego de su paso, o su presencia...
O, más bien, por las figuras que guardamos en nuestros ánimos al respecto.
Ni hablar del recuerdo de esas pieles de todas las chicas que, al compás del calor, se sacan las ropas. La lluvia se hace esperar, y nosotros, transeúntes acalorados agradecidos de tanta sequía, de tanto calor sin lluvias que lo calmen, sólo en estos casos se agradecen los efectos que las chicas ligeras de ropas que el calor indulta tienen sobre nosotros.

(bórrese cualquier intento de analizar si el estrago que las sequías estén haciendo en detrimento de todos esos muchachos que agradecieron al traidor su no positivo voto, como un acto fallido inconsciente de quien escribe estas líneas y bla bla bla)

Es absolutamente consciente.

Lo cortés, después de todo, no quita lo valiente.

Chicas, salud!

La cara, o parece ser que la piel, bueno, al menos lo que se deja ver de la señora Carrió en la televisión, único lugar en el que se la encuentra habitualmente _ parecería vivir en un estudio_ pensaba en el tono anaranjado de esa piel.
Aparenta cierta afición al sol, o, más bien a sus artificiales sustitutos. Lo cierto es que la presencia del tono anaranjado ha sido mas duradero que el tono siempre duro, siempre opositor, y siempre mesiánico, y siempre apocalíptico acerca de una asociación ilícita y esas cosas a las que nos vamos habituando, digo , ese tono, ese color anaranjado me quedó....no sé exactamente como, pero quedó.

Recuerdo aquél discurso insensato, absolutamente radical (en el sentido del partido centenario, de ningún modo en el sentido de radical en cuanto profundo y de raíz) ese que pronuncia De la Rua, antes de escapar con el helicóptero y dejar más de treinta muertos en unas horitas nomás; recuerdo, insólitamente, tal vez incentivado por este exordio de colores y olores, la palidez de esa cara. Una palidez más allá de la que sobreviene en un momento dado, puntual.
Recuerdo una palidez consustancial.

La palidez de un pusilánime.

El anaranjadito en la cara de Carrió es extraño, inasociable. Sin embargo, nos acordaremos seguramente con el tiempo, y más de los tonos anaranjados y de los posibles olores que despida al sacarse las medias (también es imaginación inasociable mía) que de toda la montaña de denuncias sin ninguna cosa más que voluntarismo y sin pruebas que vive gritando cada vez que se le instalan los micrófonos.

Lo cierto es que el daño que intenta provocar huele más bien feo, como toda esa basura puesta al sol de hoy por la tarde, con este calor. Huele feo

Hoy en esta nochecita sin Juli, sin fragancias, sin estímulos en la mesa, nos atendremos al recuerdo en nuestros sentidos de los olores, sabores y vistas,que perviven en los espíritus más perseverantes, en los que aún entre tanta basura y calor, entre tanto mal olor, todavía nos dejamos cachetear una noche cualquiera, por una madreselva traperas.

DL