29.10.10

Solo los fanáticos, que son idealistas y sectarios, no se entregan.
Los fríos no mueren por una causa, sino por casualidad.
Los fanáticos si.



 Evita

8.10.10

Salud Compañeros!





La historia oficial dice que Juan Domingo Perón nació en una casa de Lobos, provincia de Buenos Aires, el 8 de octubre de 1895.

Otras versiones señalan su nacimiento, como Juan Sosa, en un humilde rancho de Roque Pérez, dos años antes.

No tiene importancia en este caso, que es el de brindar: salud!

Y hoy, además, moría Ernesto...


12.8.10

Lorrie Moore, porque sí.



Al pie de la escalera es el libro con el cual regresa a las librerías Lorrie
Moore después de once años. Bien, esta sola mención vale la reseña, es
una escritora potente y puede pasar inadvertida, entre tantas nimiedades
novedosas, con lo cual no está mal remarcar la presencia de la novela
aunque no sea de esta semana, sino más bien de este año.
Uno arremete, canchero, porque hace poco tiempo ha conseguido que le presten los viejos libros.
Antes de que saliera ésta última novela ya que desde hace años los libros anteriores de Lorrie no se consiguen. Hace once años fueron muy comentados, y luego se saldaron. No hubo modo de conseguirlos.
Bien, Como la vida y Autoayuda son los antecesores ilustres para quien escribe estas líneas.
Dos exquisitos libros de relatos en donde encontramos una autora de las que se expresan en sus
historias pero, y aún más, en el modo en el que nos las cuentan.
Sus textos dicen, pero por sobre todo, hacen.
Las atmósferas de la sordidez de una simple cotidianidad, las descripciones de los momentos mas
familiares, con una cercanía que provoca humor y, a veces, miedo. Miedo simple, del que se
descubre sobre aquello que nos es más transitado.
Al pie de la escalera es una historia en la que dos mujeres entretejen una relación que se
derivará, como siempre, como en todos los relatos de ella a bordar el revés de una sociedad que
esconde monstruos entre los hilos de lo cotidiano.
Las soledades, las desorientaciones, y ese tipo de moderna forma de lo siniestro.
Una historia en NYdespués del 11.
Bienvenida a las librerías Lorrie Moore, nosotros también disfrutamos de la forma subjetiva de lo
social. Ah, y si alguno encuentra algún viejo libro de relatos de ella, no lo dude, también tiene
algúna anterior novela, pero los relatos tienen toda la fuerza, y toda la sutileza, y toda la maestría
de aquellos autores que son resistentes a la lectura suave: hay que tomarlos por los cuernos,
pero que, una vez ambientados en su universo, nos cobijan y nos cubren con amor mientras nos
muestran las desolaciones de las vidas que habitan.
Si no se consiguen pues, leamos Al pie de la escalera y no confundamos descripciones y
elecciones superficiales en la narración con liviandad, no; será la voz de Lorrie Moore que nos
invita a subir a sus ambientes.
(mientras conseguimos sus relatos cortos)



Daniel Lago

5.7.10

Contemporáneo


Es absolutamente pesada, triste, completa, la desazón.
Los que crecimos con Diego y somos actores, al menos como participes completamente secundarios, de este gran Relato que es él, sabemos de esta sensación de pérdida total.
Como toda referencia diré que cuando le "cortaron las piernas" fue un momento también abarcador.
Recordemos felicidades, las alegrías que el jugador nos dio.
Con eso sería absolutamente suficiente, pero no, hay más, mucho más. Claro, ahí están las aguas abiertas, decididamente enfrentadas.

En este campeonato que terminó para nosotros, no me vengan a hablar pavadas acerca de hinchar por tal o cual esto de acabó; bien, en este último devenir de Maradona, fuimos , los que estamos del agua para acá, digamos, fuimos llenados de la satisfacción de verlo esplendoroso, brillando, fustigando, desplantando, respondiendo irreverente, irónico, prepotente tal vez, sin miedo, sin media lenga, sin guardarse nada "por si las moscas" por si se da vuelta la cosa, por si hay que bancar una derrota, no, ahí estuvo Diego escribiendo un destino, sin regalar , sin conceder, a todo o nada, a matar o morir, justamente él después de venir de la muerte dos, tres, cuántas veces, y estaba ahí de brazos cruzados, con el tiempo que le pasa, y nos pasa por encima, mas cerca, y a todos quienes crecemos con él.

Y yo lo gocé sin parar, como todos nosotros, los de acá. Y ellos se atragantaron con cada gol, y ellos se asustaron, hasta palparon la chance de que ese señor, sí, justo éste, vuelva a ser el mas grande entre los grandes.

Qué hacer, se preguntaban. Cuándo se va a acabar que de aquél lado de las aguas nos hagan la fiesta, cada tantísimo por supuesto, pero hasta cuándo!!!

Pero no.

El relato es contemporáneo.

Se esta escribiendo, nosotros sufrimos y gozamos con él, cada movimiento construye un poquito el argumento, no sé exactamente quien es el autor, pero sin dudas intervenimos en él, los que menos, presenciándolo.

Ahora ellos, sí, sí, ellos ... los de allá, los del agua, pero para allá. Los de siempre, lo van a partir en pedazos, lo van a matar, lo van a despellejar.

Y no sólo porque ellos, que están allá, son causalmente nuestros enemigos ( sí, leyó causal, hay muchas causas para ello) sino, además por que Diego nos regaló estos días gloriosos, es que debemos apoyarlo más que nunca, defenderlo, mimarlo, contestar nosotros, responder por él, que está y estará de este lado.

Hay que bancarlo más que nunca, por qué sí, por sus enemigos, por los amigos, por la historia, por estar siempre del mismo lado. Aún en los errores, más aún ahí. Como dijo Dolina, otro contemporáneo, en una de las muertes de Diego, dijo que uno pone las manos en el fuego por los amigos, y cuando es probable quemárselas, porque si uno sabe que no se las va a quemar, qué merito hay?

Acá estamos Diego Maradona, los de este lado de la división de aguas.

Contemporáneos

A placeres de hierro, tristezas de hierro. Salud compañero!

El relato no termina de escribirse todavía.


Daniel Lago

16.6.10

16 de Junio de 1955


















El 11 de junio de 1955 se realiza una manifestación de 10.000 personas, entre fieles y
opositores a Perón, quienes llegan hasta el Congreso Nacional y enarbolan la bandera
vaticana, en reemplazo de la Argentina, la cual retiran del mástil de la legislatura. A la vez,
arrancan las placas de los muros del palacio y rompen los vidrios de las ventanas. También
se esfuerzan por apagar la lámpara votiva que ardía en forma permanente. La policía tiene
orden de proceder con cautela porque los revoltosos pretendían explotar la situación a
través de alguna víctima. Al ser desalojado lentamente el lugar, las fuerzas del orden
encuentran en las escalinatas del palacio una bandera argentina abandonada, la que
presentaba algunos agujeros con signos de haber sido quemada. Cuando la policía
denuncia el hecho, los culpables o quienes fueron sus inspiradores afirmaron que la
policía era quien había quemado la bandera. Se ordena pasar los antecedentes al Juez
Federal, doctor Gentile. Se presenta un testigo que primero declara de una manera y
luego, de otra; además, se detiene a un miembro de la Acción Católica, quien, frente a las
pizarrras de un diario, afirmó haber quemado la bandera, lo que después negó. Luego, fue
acusado el Ministro del Interior, Angel Borlenghi, quien, en el momento del hecho, se
encontraba a 100 kms. de Buenos Aires. El 14 de junio de 1955 es expulsado del país el
Vicario General del Arzobispado, Monseñor Manuel Tato, quien fue el coordinador de la
procesión de Corpus Christi y de Monseñor Novoa, quien también se desempeñaba en el
Arzobispado. Al día siguiente, la Congregación para los Obispos del Vaticano difundió un
decreto por el cual se excomulgaba a quienes habían tenido participación en la expulsión.
Según las publicaciones de la época el Papa excomulga a Perón mediante un decreto
reservado a los Jefes de Estado, excomunión de la cual no existen constancias de que haya
sido levantada. Hemos consultado al Vaticano sin recibir respuesta. Se dijo que en 1963
Perón pidió a la Santa sede una declaración acerca de su situación canónica, siendo
contestado por la curia romana de que no tenía cuestiones pendientes con la iglesia,
aunque dispuso que el Arzobispo de Madrid, monseñor Leopoldo Eijo Garay le impartiera
personalmente la "absolución".Posteriormente a la deposición de Perón, una Junta de
Generales, constituida en Tribunal de Honor, establece que "si bien no existen pruebas
fehacientes", Juan Perón fue quien ordenó quemar la bandera. Es el fin. Los militares,
convenientemente aleccionados por sectores bien adiestrados en desestabilizaciones, se
levantan.
Se recuerda con dolor aquel 16 de junio de 1955 en que se produce un levantamiento
militar, sofocado a medias, oportunidad en que aviones gorilas hacen caer bombas sobre
los indefensos ciudadanos que se encontraban en el centro de Buenos Aires, lo que
provocó numerosas víctimas (220 muertos y 770 heridos), según cifras oficiales y 350
muertos y 600 heridos, según "La Nación" del 17-6-55, distribuídos en los siguientes
nosocomios:
- Asistencia Pública Central, (desde donde se informó que había 29 muertos sin
identificar)
- Policlínico Argerich
- Policlínico Ramos Mejía
- Policlínico Rawson
- Policlínico Durand, desde donde fueron enviados a Campo de Mayo varios dadores
de sangre.
- El Pueblo, sin armas, en su inocencia, pero con todo el coraje, de una raza
indómita, se concentra en la Plaza de Mayo para vivar a Perón.
- El ataque se retrasó dos horas y media debido a una intensa neblina.
Más de cien bombas fueron arrojadas contra esa plaza que iban dirigidas también contra
la Casa de Gobierno, pero la mala puntería de los sublevados hizo blanco, en algunos
casos, a más de cien metros de la misma, o bien cerca de la catedral, o por detrás de la
sede presidencial.
2
Una de las bombas cayó sobre un autobús lleno de niños escolares provocando la muerte
de todos ellos. Aviones rezagados, apoyados por las fuerzas de Infantería de Marina,
cumplen su acción destructora contra el Pueblo en la Plaza de Mayo.
En esa circunstancia falleció el General Tomás Vergara Ruzo quien fue sorprendido en su
auto por la primera bomba que estalló frente al Ministerio de Hacienda.
En Paseo Colón y Alsina quedaron 12 coches destruídos por las dos oleadas de bombas
que se arrojaron sobre la Plaza de Mayo y adyacencias.
Una de ellas quedó sin explotar enterrada a 10 metros de la estatua del Gral. Manuel
Belgrano y la otra, en la terraza del Hotel Mayo, situado frente a la Plaza.
Dentro del Ministerio de Hacienda fueron encontrados 5 muertos y de la Planta Baja de la
Casa de Gobierno fue retirado el cadáver del soldado conscripto Jorge Mario Esquivel de la
Sección Comunicaciones de Aeronáutica.
A las 17 y 40 del 16 de junio de 1955 los marinos, instalados en el Ministerio de Marina y
en la estación de YPF se rindieron a la Tercera Compañía del Regimiento Motorizado
Buenos Aires, a órdenes del Capitán Phillipeaux.
Los responsables máximos del 16 de junio de 1955 fueron el Contraalmirante de Infantería
de Marina, Samuel Toranzo Calderón y el Vicealmirante de Infantería de Marina Benjamín
Gargiulo (que se suicidó).
El General Perón se dirige al Pueblo por radio el 16 de junio de 1955, alrededor de las 18
horas.
"La Epoca" del 18 de junio de 1955, informa que el 16 de junio arribaron en el aeródromo
de Colonia, Uruguay, siete máquinas argentinas pertenecientes al grupo de los
sublevados. Descendieron un Becchraft 3.20.6, dos del tipo N.A. 3.A.20 y 3.A.29, dos
Gloster Meteor M.K.4 y dos Douglas D.C.3.-Posteriormente se contaron 37 máquinas.
Entre los tripulantes de las máquinas arribadas, se encontraba el ex Diputado radical,
doctor Miguel Angel Zavala Ortiz y pese a las dificultades que se presentaron para obtener
la información se pudo establecer la siguiente nómina de sus tripulantes:
Capitán Orlando Oscar Arrechea, Eduardo Correa, Enrique Desimone, Capitanes de
Fragata J. A. Bassi, Néstor Noriega y Osvaldo J. E. Guaita; Capitanes de Corbeta Oscar E.
Pecchella, Luis M. Delacanal, José A. Olarte, Osvaldo S. Pitrau, Anastasio Del Peral, Carlos
C. Pérez, Adrián Cambier, Jorge Imaz, Enrique A Mansilla, Santiago Sabarote;
Tenientes de Navío Eduardo Salvador Belardi, Rafael M. Checchi, Raúl E. Salgado, Roberto
Sanguinetti, Juan C. Escadé, Juan C. Caldetini, René J. J. Burgerer, Héctor Florido, Carlos J.
Fragui, Carlos A. Velez, Jorge A. Irigoin, Eduardo Ruiz, Jorge M. Grau, Carlos Fackievell,
Gustavo Aracuma, Julio Garavaglia, Carlos Massera, Eduardo Guggia, Julio R. García,
Ricardo A. Moreno;
Tenientes de Fragata Alfredo Mac Dougall, Raúl J. Robatto, Augusto Aragas, Alberto de
Agostini, Alfredo del Fresno, Carlos A. García, Ricardo J. Aguirre, Carlos Carpintero, Aldo
Pellizone, Jorge Codispotti, José A. Ventureiro, Alfredo Mario Eustacio, Juan C. Miranda,
Luis Rodolfo Cisterna, Heriberto Frind, Martín Torres;
Tenientes 1ro. Enrique R. Gavazzi, Juan C. Carpio, Juan E. Alvarez, Aurelio Martín, Juan A.
Ciafardini, Luis E. González, Rafael Cantisani, Guillermo Palacios;
Tenientes de Corberta Enrique W. Santillán, Alberto B. Padin, Américo Blanco, Raúl Pelle,
Alex Richomend, Julio S. Cano, José A. Huergo, José I. Demarini, Roberto B. Moya, Carlos
3
Corti, Eduardo Invierno, Diego Bakas, Luis A. Soto, Hugo C. Adanoli, Máximo Eduardo
Rivero, Santiago Martínez Autin, Napoleón A. Pattini, Luis Suárez;
Tenientes Héctor R. Luoni, Néstor E. Marelli, Armando Jeannot, Mauro E. Ozalta, Adolfo A.
Guerra, Juan R. Bochier, César A. Petre, José María Romero, H. Moni:
Guardiamarinas Julio Viada Stenser, Gustavo Giachelli, Osvaldo I. Pedroni, Juan A.
Romantilla, César R. Dennehy, Héctor Y. Cordero, Manuel N. Flores, Horacio P. Estrada,
Claudio G. La Rosa, Duilio Ferrari, Sergio Rodríguez Renid, Miguel Angel Frondona;
Alférez C. Blozi, Carlos A. Deblasis,
Capitán Martín Manuel Capitán, Teniente A. Guerone, Capitán Simoni, Teniente M. Kelly,
Capitán M. Osarte y Suboficial 1° Domingo Gallo, Suboficial 2do. Héctor M. Aguilar, Cabo
1ro. Alfredo Rocca, Cabo 2do. Efrain Ascua, Cabo Radiotelegrafista Carlos P. Zigo.
En Rosario (Santa Fe) fue detenido el Teniente David Giosa, quien dijo que había
levantado vuelo una hora antes de los sucesos y que ignoraba lo que estaba ocurriendo.
Luego cambió su declaración y expresó que llevaba "un desgraciado mensaje" a Córdoba y
que sólo lo haría conocer a las autoridades.
En definitiva se supo que se exiliaron en el Uruguay 122 tripulantes con 39 aviones, a
quienes se les secuestró las armas que portaban y fueron internados en el Regimiento de
Caballería Nro. 1, en los Grupos de Artillería 1 y 5 y en la Prefectura General Marítima.
Los aviadores dijeron que pidieron refugio en el Uruguay porque su base naval en Punta
Indio había sido bombardeada por las fuerzas leales al gobierno y no podían reabastecerse
ni volver a llenar el compartimiento de bombas.
23 máquinas aterrizaron en el Aeropuerto de Carrasco,
6 en Paso Mendoza
1 en Melilla
6 en Colonia
2 en Carmelo
1 en Conchillas
2 aviones tuvieron contratiempos.
Un piloto de un Gloster Meteor no calculó bien el descenso en la corta pista de aterrizaje
del aeropuerto civil de Melilla y lo hizo recogiendo el tren de aterrizaje, resultando ileso.
Otro avión de combate Gloster Meteor cayó al Río de la Plata a 50 metros de la costa de
Carmelo, siendo abandonado por el Teniente Armando D. Jennot, quien recibió algunas
heridas, que no le impidieron nadar hasta tierra, siendo atendido de inmediato, lo que le
permitió integrarse al grupo llevado a Montevideo.
El único herido fue el Cabo 2° Prudencio Sigot, radiooperador de un avión anfibio tipo
Catalina, quien fue alcanzado por balas de ametralladora en el muslo izquierdo, siendo
internado en estado satisfactorio en el Hospital Militar.
El 28 de junio llegan al Uruguay otros sediciosos. El 29 se dicta un decreto de internación
de los siguientes militares:
Capitanes de Navío Arturo Gustavo Mazza, Vicente M. Baroja;
4
Brigadier Mayor Samuel Guaycochea, Brigadier Guillermo Zinny;
Comandantes Luis Albornoz, Arnoldo C. Miggiore, Miguel J. Costa;
Capitanes Enrique Smith Estrada, Germán Zain, Abelardo Sangiácomo, José Pedro Villa,
Roberto Tiscornia, Guillermo R. Forn y Puig, Juan M. Coll, Juan Giacchetti;
Tenientes Primeros Mario Bianchi, Abelardo Fonseca, Osvaldo A. Cacciatore, Arquímedes
Roberts, Héctor Daza;
Tenientes Carlos María Campos, Manuel J. Jardon, Francisco Cabrera, Carlos Gómez,
Osvaldo Caffata, Juan Carlos M. Favergiotte, José Dodorico, Roberto Tamporinia, Norberto
A. Gernich, Ernesto Justoni, Osvaldo Gianpaoli, Jorge Pavone;
Alféreces Víctor Lecomte, Tomás Córdoba, Francisco Mattasi, César Guiñazú, César
Silvester, Antonio Diego López.
El día 16 y el 17 son asaltadas algunas iglesias que resultan con principios de incendio (San
Ignacio, San Francisco, Santo Domingo, San Miguel, San Nicolás de Bari). Es realmente un
episodio desafortunado pero, sin lugar a dudas, realizado por servicios extranjeros
interesados en profundizar el enfrentamiento con la iglesia y acabar con el gobierno.
En las últimas horas del día 15, los sacerdotes recibieron la orden de abandonar los
templos de la zona centro de la ciudad y ponerse a resguardo en domicilios particulares.
También se les ordenó vestirse de civil, como medida de protección. Dicha orden se
impartió en base a que "los peronistas asaltarían los templos al día siguiente".
¿Quiénes estaban al tanto de lo que ocurriría 24 horas más tarde? ¡Nadie más que los
propios organizadores del golpe subversivo!
La jerarquía eclesiástica tuvo mucho que ver desde el púlpito y desde la sacristía en los
bombardeos y en el ametrallamiento del Pueblo del 16 de junio.
La Marina, principal actora en todos estos acontecimientos es desarmada; las bombas y
explosivos que llevan sus navíos y aviones son desactivadas. No hay posibilidad para la
reacción. Sin embargo –luego se sabrá- Inglaterra proveerá de armamentos a los rebeldes,
con el beneplácito y ayuda de EE.UU., los que después cobrarán suculentos dividendos por
la "colaboración".
Tiempo después, Rodolfo Irazusta, Presidente de la Unión Republicana, a quien no puede
sospecharse de peronista, dijo: "Estamos pagando un precio excesivo por la ayuda
prestada, por Gran Bretaña"..."No es posible que las espoletas de los proyectiles y el
combustible de los barcos, cuyo importe puede calcularse generosamente en medio
millón de dólares, cueste al país como le está costando hasta la fecha, 2.000 millones: el
precio de nuestra miseria



(por la Lic. Elena Marta Curone)


16.3.10

Sobre "El Campito", de Juan Diego Incardona



El campito (de batalla)

La guerra que no fue, aquella para la cual Evita compró armas, y que no se usaron para dar la batalla después del bombardeo, esas mismas, sí, van a ser usadas aquí, en esta novela.

“El campito” narra la batalla del Mercado Central; en el conurbano bonaerense, en La Matanza, entre la oligarquía y el ejército argentino contra el pueblo peronista.

Sí, usted está leyendo eso: oligarcas y peronistas, una guerra.

Y lo más sabroso en cuanto ficción es el resultado de cruzar el material que brinda la mitología barrial del peronismo, con los despojos a los que ha sido reducido el pueblo del conurbano: la contaminación, el aislamiento, los monobloques, la exclusión y la marginalidad que trabajan sobre sus cuerpos.

Sí, hay Marechal, pero hay boca a boca, con muchas resonancias acerca de ciertos barrios y sobre su historia y, al fin, sobre nuestro relato.

Insólito libro; Incardona utiliza sin inmutarse el material peronista más liso y llano sin dejarse tentar por hacerlo más potable, más permeable a una clase media ilustrada a la cual jamás, un relato popular y netamente costumbrista sin codificar, en bruto, puede llegar a valorar positivamente.

Ciertamente un libro es lo que dice pero también es lo que hace, y en este caso, nobleza obliga, es uno que solo dice; cuenta, es un relato oral pasado en blanco sobre negro, se lee de un tirón. Incardona tiene mano, conoce de relatar, sin embargo no complejiza la narración.

Por último, entonces, es más importante lo que podría inaugurar como intento, a la manera de un Philips Dick peronista de las pampas, que el vuelo prolijamente literario en cuanto a recursos a utilizar para dotar al relato de escritura.

Hay ficción, hay relato, y se cuenta la batalla entre la oligarquía y el pueblo peronista con todas sus columnas. Una historia de amor, naturalmente.

Si con este material usted aún quiere que yo le de motivos literarios o teóricos por los cuales leer El campito, no insista, no es para usted.


Daniel Lago

17.1.10

Mataderos.


Gracias A Artemio Lopez, le afano la foto y el epígrafe. Solo pongo mi pertenencia al barrio.




Leemos en Nada es Casual: La presidenta recorre hoy la planta de producción de la "Cooperativa
de Trabajo, Envases Plásticos Flexibles Mataderos LTDA", luego de que los trabajadores
recuperaran y pusieran en funcionamiento la empresa, después de haber quebrado en
septiembre de 2009; luego de más de 60 años en funcionamiento.
La presidenta recorrerá las instalaciones de la planta de producción a las 16 en el barrio de
Mataderos, Lisandro de la Torre 2537

9.1.10

Por el compañero Ricardo Luis Arriagada


La derecha


“Lo meritorio de Posse es que dijo lo que toda la derecha piensa y no dice o lo dice con veladuras, con cautela, con esprit de finesse. Posse es a Macri lo que Cabildo a Morales Solá. Tengo un par de amigos en el Ministerio de Defensa que me han confesado su metodología: para entender qué quieren realmente decir, decir a fondo, los artículos de Grondona y Morales Solá los cotejan con los de Cabildo.

Pero, qué cosa con este gobierno de Cristina Fernández.

Confunde a tantos.

Me llegó un mail de un aprendiz de politólogo en el que se propone a la militancia aguerrida derrotar a los enemigos del pueblo, redistribuir la riqueza, terminar con el hambre, que no haya más pobres, que paguen más los que más tienen y conquistar una patria liberada. Se parece a la Proclama del ERP ante la asunción de Cámpora. “Este gobierno es reaccionario porque no va a expropiar a la oligarquía ni a los monopolios”, etc... El método es más que conocido, eterno: se ponen bien a la izquierda y acusan a todos los demás de posibilistas, cobardes o reaccionarios. Total, nunca van a ser gobierno ni tener que rendir cuentas. Las palabras les salen gratis. Las promesas también. Con sus grandes proyectos se compran una gran moral y desde ahí escupen a todo el mundo. Posse, sin embargo, no ve en este gobierno a un conjunto de posibilistas que no hacen nada por el pueblo. Ve troscos por todas partes. Ve marxistas. Ve montoneros. Ve gente con arito. Ve rockers que van a cantar con las Madres. Posse, en suma, no dijo su verdad. Dijo la verdad de la derecha argentina. Esa que no salió a condenarlo. Porque –por ahora con cautela– piensa como él. Tal vez la democracia esté en deuda con este hombre hasta los días de su ocaso, que ya llegaron.”

Juan Pablo Feinmann.




Muy bien.

Para los que quieren saber qué cosa es la derecha, ahí la tienen.

¿Porqué se quiere atornillar Redrado?

La respuesta es obvia.

Quiere ser expulsado por un gobierno popular. Quiere que lo echen. Quiere ser un héroe.

Y luego cerrar filas con Cobos, Macri, Carrió o quien mejor interprete lo que debería pasar de acá en más.

Me escriben amigos y preguntan ¿hay que pelearse, así con todos? ¿hace falta?

Pues bien: sí.

No hay manera de llevar adelante un proyecto nacional y popular sin chocar con el enemigo.

Lo otro, la alternativa que quieren registrar, es Duhalde.

Peronismo sin conflicto.

Sin Evita.

Sin oligarcas allá y nosotros acá, protegidos. Posicionados para atacar.

Peronismo descremado.

Sin Asignación Universal por hijo, sin aumentos para los jubilados, sin 6% del presupuesto para educación, sin subsidios para discapacitados, madres solteras o desocupados. Sin genocidas presos, sin cooperativas en todo el país, sin FFAA subordinadas al poder central. Sin alineamiento con Venezuela, Bolivia, Ecuador y, caramba, Cuba.

Peronismo sin Aníbal Fernández mandando a la concha de su madre a Carrió.

Sin la Compañera explicando que un vicepresidente traidor es un estafador.

Les contesto: sí.

Es así.

Porque son los mismos que inventaron el stand by y el blindaje.

Porque son los que nos quieren de rodillas.

Les digo más: cuentan con esa izquierda macanuda que no ve ningún problema en insultar al Gobierno de la Patria y juntarse con la Sociedad Rural o los representantes del Imperio.

Ahí pueden encontrar a Solanas, a quien Menem no le dio las Galerías Pacífico ni el Frepaso la candidatura a presidente. Escúchenlo haciendo de comparsa a los poderes supranacionales. Observen la decadencia de un director de cine que nunca pudo ser Leonardo Favio y ahora se conforma con remedar a Palito Ortega.

Que se cortaría una mano por ser el vice de Cobos.

Escuchen a los demócratas de Continental o lean a los de Clarín. A los que están pidiendo el golpe.

Es decir: el final de este Gobierno de asquerosos, de grasas, de impresentables.

Escúchenlos reclamar por una república alla Constitución del siglo XIX.

Pónganse en el lugar de aquel que, por primera vez en su vida, tiene algo. O recibe algo. Que no es escupido por el estilo Legrand. Que es alguien. Que cuenta con obra social, con asistencia. Que no lo dejan morirse aunque tenga ganas. Que se enteró que vale. Y que sus hijos también valen.

Háganse el mismo nudo en la garganta y acompañen a ese nadie y explíquense porqué hace fila para besar a la Presidenta y porqué la Presidenta (sí, la misma que usa Vuitton) se llena de lágrimas, mocos y besos tal cómo nuestra querida e inolvidable Compañera Evita.

Luego explíquenle a esa gente que Redrado tiene razón.

Que, siendo este el primer gobierno en cincuenta años que logra conformar un superávit hábil ni los periodistas, ni los conchetos delarruistas, ni el establishment están equivocados.

Tómense, entonces, un vaso de buen vino argentino y caigan en la cuenta de que no todo está perdido.

Ricardo Luis Arriagada.

Efectos de contragolpe Suscribe palabra por palabra . Salud!