22.5.09

Deriva

A la deriva

Estar a la deriva es más bien una sensación aunque puede ser un estado, una realidad.
Lo cierto es que se presta a la alegoría fácil, la metáfora sin vuelo, en el sentido de alguien que no sabe dónde ir, o, más bien, ya no le importa.
Uno esta a la deriva en la vida o en un momento de la vida en el momento en el cual convierte en metáfora dicha situación, la que fuere;

ya que estando a la deriva en cuanto tenga de real esa acepción, en cuanto también de real contenga el término, se puede, también, perfectamente estar al mando de esa vida y más, uno puede estar dominando gozosamente esa deriva sobre, por ejemplo, una de esas colchonetas inflables sobre una apacible pileta

apenas moviéndose a partir de un lento movimiento de los dedos de la mano sobre el agua a modo de sutil impulso
_ de una mano, la otra, lo sabemos, sostiene un también concreto vaso de Fernet_

pues aquel supuesto momento en la vida de alguien perturbado y sin saber para donde disparar, al cual se le suele llamar deriva...fulano esta a la deriva, a la buena de dios.....presupone una hecatombe previa, o una nada previa, al fin, si algo así ocurre allí aparecerá la palabra para coronar a quien luego de naufragar queda....a la deriva

Deriva, a la deriva, a la buena de Dios, se dice.

Extraño

Estar a la deriva puede acaso parecerse, metafóricamente

_ ya que uno en la deriva gustosa de un placer no esta tanto a la buena de dios como a la buena de quién sabe de qué manos gentiles_

metafóricamente decíamos, sin rumbo, acaso, muchas veces (empeoremos esto de una vez) un naufragio sentimental....
Deriva, metáfora fácil, naufragio. Naufragar.

La deriva del pensamiento puede recorrer caminos venturosos que no solamente conduzcan al infierno. Incluso si allí amaneciese uno luego de ser arrastrado por algún oscuro viento de cola ,en la deriva de pensar, no resistiría el juego de palabras.

En el infierno no se naufraga.

La deriva de pensar puede llevarnos por suntuosos y horribles caminos, y allí uno no está tampoco a la buena de dios; la suerte parece estar echada en la deriva del naufrago, pero en la deriva que uno arma, la que no se deja meter en la metáfora fácil, en esa deriva uno es quien de algún modo echa los dados.

Suerte echada, tirar los dados.

Ya que estos sonidos nos trajeron hasta aquí, optemos!
Nos gusta la deriva que no se cristalizó en metáfora, somos de encarar sin red, tenemos pretensiones de orden y de respuestas ciertas, y hasta de ensayo!

A la deriva nomás

Sin embargo, no a la buena de dios, no a la cristalizada, no a aquella que remite al naufragio, a la de la suerte echada, no!
Deriva de relacionar libremente, de construir con rigor para asociarlo simpáticamente, tirando los dados.

Y aquí elegir por que sí, deriva sin metáfora, sin naufragios, deriva sin salpicar, sin embromar, pura colchoneta con Fernet, puras manos gentiles para el goce. A la deriva

Derivas, pues, en plural.

Crear la ilusión de elegir, es, ya, elegir.

Que a uno le llame la atención una palabra y la no coincidencia de ésta, frente a ella misma, pero en su versión metafórica, y tirar allí los dados...

Y hablar

Eso es este comienzo, eso es tal vez la radio, hablar, deriva, pero no a la buena de dios, no como una facilidad, sino como un ajuste de cuentas con los deseos, con las palabras, con los sonidos.

A la deriva. Y en la radio.

El naufragio aquí, viene después.


Bienvenidos
DL